Los alimentos que comemos a diario pueden tener un gran impacto en nuestras células reproductivas. Hoy en día, la industria alimentaria ha hecho todo lo posible para ofrecer alimentos que puedan durar mucho tiempo en los lineales, incluso productos agrícolas. Para ello, han permitido el uso de sustancias tóxicas para la reproducción como el butilhidroxianisol o (BHA).
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer dice que el BHA es posiblemente cancerígeno para los humanos y también interactúa con los nitratos para formar sustancias químicas que se sabe que causan cambios en el ADN de las células.
En otras palabras, es tóxico para la reproducción y esto es sólo el comienzo de la lista. Además de los aditivos alimentarios que no son saludables, también se ha descubierto que los alimentos no orgánicos retienen un nivel más alto de pesticidas tóxicos que los alimentos cultivados orgánicamente.
Está bien documentado que los pesticidas pueden afectar la espermatogénesis y provocar una mala calidad del esperma e infertilidad masculina. Un estudio publicado en el Revista de Medicina Ocupacional y Ambiental demostró que las mujeres que se exponen crónicamente a pesticidas tienen una disminución del 30% en la fertilidad y un mayor tiempo hasta la concepción para aquellas que pueden concebir.
Debido al impacto de todas estas toxinas en la fertilidad, creo que es muy importante saber qué implica determinar alimentos orgánicos versus no orgánicos.

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